Pregunta aparentemente simple, sin embargo, exige precisar la diferencia entre OKRs y KPIs.
Para empezar, OKR es un “paquete” o módulo cuyos componentes son: un objetivo y una o más metas, las cuales pueden ser numéricas o físicas. Una meta numérica es el valor deseado de un indicador a una fecha determinada.
Un KPI es un indicador. Por ello, la pregunta equivale a “¿Cómo paso de un indicador a un OKR?” La manera sería semejante a realizar lo que se llama “Ingeniería reversa“. Proponemos para ello los siguientes pasos:
- Convertir el indicador en objetivo para el cual, el indicador o KPI bajo análisis, permitiría medir su nivel de cumplimiento. Para ello, basta insertar, al inicio del nombre del KPI, un verbo infinitivo afín a “incrementar” o “reducir”, según el indicador sea del tipo creciente o decreciente. Por ejemplo, pasar de “Quejas de clientes” a “Reducir las quejas de los clientes”; otro, “Índice de satisfacción de clientes” pasaría a convertirse en “Incrementar la satisfacción de los clientes”.
- Establecer un plazo (fin de trimestre, fin de mes, una fecha específica, etc.) y respecto a él fijar la meta numérica deseada. Por ejemplo, “5% o menos en quejas de clientes”. En el otro ejemplo podría ser: “90% en el índice de satisfacción de clientes.
Ampliando la respuesta, OKR es un modelo de gestión básico que incluye aspectos culturales, o extrínsecos a dicho modelo, y que resultan ser propios del pensamiento ágil: Generar cadencias de resultados incrementales en plazos cortos de manera adaptativa. Dichos resultados pueden establecerse como metas numéricas. Por ello, los KPIs se pueden considerar parte de dicho modelo: son herramientas de registro y de cálculo del nivel de cumplimiento de las metas. Otro tema son las metas físicas, las cuales son productos entregables generados por iniciativas o proyectos.